Llevo varios días pensando en lo guay de la incorporación de la mujer al trabajo, en lo guay de la igualdad y en lo guay de la lucha por tantos y tantos derechos… Pero, y ahora… ¿Y ahora qué?…
Ahora no es un derecho. Ahora es una obligación.
Ahora nos vemos obligadas a salir a currar para poder mantener el hogar, xq ahora con un sueldo medio no da…
Así que… !Ala!
Despierta a los niños a las 6:45h. todas las putas mañanas. Y como siempre vas justa de tiempo, mételes prisa ya desde antes de salir el sol…
Haz que tus hijos se adapten a tus horarios adquiriendo así una jornada laboral, y no una escolar que se supone que es la que deberían tener…
Haz que tus hijos se adapten a tus horarios y no tú a los suyos, que es lo que se supone que debería ser…
Que la comida en familia pase a serlo sólo los fines de semana porque entre diario no es posible…
Que hasta las 16:00h. no vuelvas a ver a tu peque, desde las 7:15h. q lo dejaste en la puerta del Cole.
Pasa la tarde intentando hacer entender a dos niños que te apetece mucho jugar con ellos pero que, la ropa ya esta seca y hay que quitarla, plancharla o doblarla. Que hay que hacer la comida de mñn y la cena de hoy…
Y cuando todo eso acaba y quieres dedicarles unos minutos, te das cuenta de que no, de que es la hora del baño, porque si tardas un poco más, ya empiezas con tu frase de las mañanas: «Venga Danini, deprisa hijo que no llegamos». Y en el momento piensas:
«¡Bah! ¡Qué más da!. Que se acuesten un poco más tarde hoy».
Pero al instante recuerdas esa carita de sueño a las 6:45h. de la mañana y te odias por no haber sido más rápida y llevar ya media hora duchados.
Luego llega la cena. Que si vamos bien de tiempo es el momento más relajado del día. Pero si no… Más de lo mismo…
Y por último, al rato, a dormir. Y sabes que te pedirá un cuento y que te quedes con él hasta que se duerma… y lo haces. Y quieres disfrutar junto a él ese momento pero, algo en tu cabeza te hace conectar con el salón y querer a la vez estar recogiendo la cocina… Pero consigues reConectar con él y, mientras se duerme, le miras, le acaricias, le hueles… y te encanta.
Ojalá hubiese más ratitos así a lo largo de día…
Pero no… «Gracias a Dios» ahora las mujeres somos iguales a los hombres y los dos salimos a currar fuera de casa.
!Qué guay! ¡Qué de derechos!
De lo que nos olvidamos es que ganando tantos derechos, adquiríamos también obligaciones. Y lo que es peor aún, nuestros hijos perdían los suyos…
Gracias… Pero a mi nadie me preguntó…
De ser un derecho y no una obligación, yo preferiría estar en mi casa criando a mis hijos…