Queremos que los niños duerman como los mayores, pero olvidamos que para dormir como un mayor ¡hace falta serlo!
El sueño es evolutivo en los niños y va cambiando. Esto no quiere decir que todos los cambios sean a mejor. De ahí que hay bebés que durmiendo de maravilla en sus primeros meses de repente comienzan a tener despertares nocturnos.
Hay 5 fases de sueño. Los adultos tenemos adquiridas las 5 fases. En el caso de los bebés nacen solo con 2 de esas 5 fases, la fase REM o sueño ligero y la fase noREM o sueño profundo. En los adultos, cada vez que se pasa de una fase a otra se complementa un ciclo de sueño y al pasar de un ciclo a otro casi nos despertamos. De este modo todas las personas experimentan cierto número de breves despertares durante la noche, en especial cuando están soñando (durante el sueño REM, poco profundo). En general, no somos conscientes de estos despertares y nos volvemos a quedar dormidos rápidamente.
Los bebés también experimentan estos cambios de ciclo con sus consiguientes breves despertares pero con la particularidad de que sus ciclos de sueño son más breves y más numerosos. Es decir, se despiertan 4 ó 5 veces por noche después de haber soñado. Como no se despiertan por completo, muchos de ellos se pueden volver a dormir solos. Sin embargo, muchos otros lloran para llamar a su padre o su madre, para comprobar que siguen ahí o para que les ayuden a volver a dormir.
Este último caso en el que volverse a dormir les cuesta, puede venir determinado por varias causas, molestias de crecimiento, salida de piezas dentales, entre otras…
¿Qué hacer?
El peque necesita seguridad y puede obtenerla de varias formas. Una puede ser quedarte en su cuarto a su lado hasta que se duerma. Otra opción es llevártelo a tu cama… Usa la técnica en la que tarde menos en volverse a dormir y la que a ti menos te cueste. Si te decides por esta última, no olvides echar un vistazo al artículo «12 consejos para un colecho seguro«.
Es verdad que llega un momento, al menos en mi caso, en que tu espalda quiere mandar al niño a su cuarto… Para nosotros lo cómodo fue optar por que siguiera con nosotros en nuestra habitación, así que, lo que hicimos fue ponerle su cama junto a la nuestra. No digo que esa sea la mejor opción, solo digo que hay que «buscarse las mañas» y escoger siempre lo cómodo… Como bien sabemos, ser madre no es NADA fácil, y muchas veces somos nosotras mismas las que nos lo complicamos aún más.